domingo, 30 de agosto de 2009

TEMA 10 : VIVENCIA DE LA SEXUALIDAD EN LA FAMILIA Y

1. La sexualidad en y para la familia, y su pedagogía.

La familia latina es por tradición un tipo de familia rígido, con tendencia de inmovilidad (resistencia a cambiar). A medida que la historia avanza, la sociedad y sus estamentos se ven enfrentados a nuevos retos y problemáticas que en ocasiones la confronta sus propias estructuras y llegan a crear conflictos diversos entre las personas “ajustadas” a modelos anteriores (los cuales consideran los únicos sólidos y verdaderos) y aquellas personas que se sienten motivadas por modelos recientes que implican un cambio de lo establecido. Este es lo que se ha llamado “choque o conflicto generacional”.

Las nuevas generaciones tienden al cambio con mayor facilidad de las antiguas; las instituciones, la familia entre ellas, se aferran por lo general a criterios que tradicionalmente siguen “dictando” las normas de comportamiento.

En la anterior lección se introdujo la noción de la familia y de la sexualidad como sistemas interdependientes en lo que al aprendizaje social se refiere, aprendizaje de valores y actitudes al interior del fenómeno de la sexualidad humana. A la familia le corresponde el papel de entidad educadora y conductora del aprendizaje y vivencia d la sexualidad de las personas que a ella pertenecen. Este es un papel que la familia ha dejado de asumir.

La cultura sexual está transformando, por lo cual las parejas y las familias se encuentran en una etapa de transición. Por esto se está superando la cultura del tabú, a la cultura del “destape sexual”. Esto trae como consecuencia una gran inseguridad y duda en padres de familia y educadores.

La pedagogía sexual exige un clima de amistad, de confianza y de testimonio de vida. Por tanto sin esta relación positiva, la comunicación sobre temas sexuales con los hijos es imposible.

El ejercicio y vivencia de la sexualidad supone un acto completamente individual (en un contexto adulto, con todo lo que esto implica) y ello supone a su vez un acto de libertad. Como ya se mencionó en la lección anterior, la adecuada expresión de la sexualidad del hombre requiere en el individuo responsabilidad con libertad o “libertad responsable” como la llamábamos. La meta de la libertad responsable se logra con bases en una educación – formación al interior de la familia también libremente responsable: la familia debe “aprender a aprender” como educar para una sana sexualidad y dicha labor comienza en ella misma.

2. Concepciones inadecuadas en el enfoque familiar de la sexualidad.

a.- El Machismo.

El Machismo es una actitud propia de la cultura hispanoamericana y en general de todas aquellas sociedades marcadas por la pobreza.

El Machismo se define como la tendencia a creer que el “verdadero” hombre es aquel que reúne ciertas características de comportamiento que de no tenerlas le haría un “afeminado” u hombre a medias. Entre esas características del “macho” esta la agresividad y la heterosexualidad (atracción sexual hacia personas del sexo contrario = mujeres).

El Machismo cree en símbolos que representan esa condición deseada de macho, como el gran tamaño que “debe” tener el pene del hombre, la gran actividad sexual incluyendo la promiscuidad, la desvaloración de afecto y cualquiera de sus manifestaciones (para el machista el ser cariñoso o tierno es algo típicamente femenino), el desprecio por la mujer y lo femenino (el hombre para ser machista es superior a ella)

b.- La Doble Moral.

La doble moral se basa en una postura de convivencia con respecto a la propia sexualidad y de intolerancia hacia la de los demás (ejemplo: El padre que se enorgullece de ser muy “perro” pero espera de su esposa e hijos que sean “santos”).

Esta actitud es propia de familias estructuradas por el machismo o por un mal entendimiento de las relaciones interpersonales producto de un manejo inapropiado de las normas sociales.

Son manifestaciones de doble moral, ideas tales como:

“El hombre es de la calle y la mujer es de la casa”.

“Qué él haga lo que quiera,! Pero eso sí; lejos de mi casa”

“Mi hija tiene que llegar virgen al matrimonio!... mi hijo ya está en edad de conocer a una mujer (dispuesto a llevarlo a un burdel)”.

“Yo respeto mucho a mi mujer, nunca permito que la gene se entere de que tengo una amante”.

c.- Los mitos acerca de la masturbación.

La masturbación es una actividad que siendo común, se ha considerado “pecaminosa”, “sucia”, “aberrante” y una cantidad de calificativos negativos más. Lo cierto del caso es que existe una gran ignorancia acerca del tema.

A continuación daremos algunas aclaraciones prácticas que pueden contribuir a la reflexión, no sin antes hacer notar que no se trata de hacer algo de propaganda ni de recomendar la masturbación, sino de proporcionar una visión educativa desde la perspectiva científica, no desde el mayor rumor y las habladurías populares.

Prácticamente la mayoría de los hombres y mucha de las mujeres se masturban. No es cierto que solo lo hagan los “inmaduros” o “neuróticos”.

La masturbación no tiene nada que ver con la impotencia ni con la homosexualidad. No debilita el carácter ni la voluntad.

La masturbación no es necesaria, ni siquiera de vez en cuando. Tampoco produce ningún mal físico ni psicológico.

El caso en que la masturbación debe preocupar es cuando se utiliza como una forma alternativa para evitar la relación afectiva y sexual con su pareja y cuando se siente como una necesidad obligante.


d.- La visión morbosa de la sexualidad.

La palabra morboso significa enfermizo. Hablamos de una concepción negativa ciento por ciento de la sexualidad. Se la toma así, como algo maligno y digo de erradicar.

Este tipo de criterios proviene de la ignorancia, la represión social de antaño o de un moralismo exagerado.

El desconocimiento de lo sano y valioso que puede ser el placer, la satisfacción, la vivencia y experimentación del afecto y el amor como necesidades y riquezas del género humano, han contribuido a la formación de un concepto de sexualidad basado en el miedo, la culpa, la insatisfacción y la represión que aún hoy, a punto de terminar el siglo XX, sigue presente en muchos casos de familia y personas en nuestro medio.

Son signos de morbosidad en frente a la sexualidad la condena o rechazo de la desnudez, el rechazo de la imagen de los genitales (masculino o femenino), la represión patológica del deseo sexual, algunos casos de sublimación (mecanismo de defensa que pretende “apartar” a la persona mediante la dedicación a otra acción supuestamente más digna) fanática o mística exageradas, etc.

3. La sexualidad en familia, un compromiso con el futuro.

La familia es una institución donde se reproducen modelos o esquemas que pasan de generación a generación conformando una larga cadena. Si dicha cadena es tan fuerte que se resiste por ejemplo, a la autocrítica, a la autocorrección, la familia estará condenada por siempre a contribuir más que al progreso y crecimiento de los hombres, a perpetuar su deterioro y acelerar su ruina como seres alienados, sin criterio propio ni horizontes de cambio.

La familia hoy está llamada a asumir una pedagogía sexual positiva dirigida a conformar en sus hijos: esposos y padres, que construyan comunidades de relaciones afectivas que sean en realidad contexto de vida plena con perspectiva de futuro y que asuman el compromiso político de defender sus derechos con seguridad y con decisión.

La familia no puede seguir siendo la que ha sido, tiene que renovarse, reconstruirse en sus relaciones, en sus comunicaciones y formar hijos que asuman los cambios del futuro.

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